Son las siete de la tarde del 5 de enero. Fuera, en la calle, está lloviendo a cántaros. Dentro de algún café se encuentran ellos, una pareja que acaba de entrar para no mojarse después de compartir un minúsculo paraguas. El ambiente está más bien cargado, la gente al rededor no para de reirse, hablar, compartir sus últimas experiencias... Pero ellos están callados, mirándose el uno al otro, observando cada gesto. No hace falta nada más, todo es perfecto. Ah, si! Justo en el momento suena la canción adecuada, y se oye de fondo... "mis ojos sólo se abren para ti, mis manos son para tocarte..."
Mi mejor regalo eres tú.